miércoles, 20 de junio de 2012

Prácticas del lenguaje Para trabajar con Cuentos de Canterbury

Geoffrey Chaucer, el autor de los Cuentos de Canterbury, comenzó a narrar las historias de esta novela a fines del S XIV.
Aunque la obra quedó inconclusa, puesto que falleció antes de poder terminarla, supone un hito en la  literatura inglesa ya que establece el paso entre la época de los trovadores y la de los novelistas.
El amor, la religión, la codicia, la mística, son parte de todas y cada una de las historias que, se van entrelazando hasta el final.
Los Cuentos de Canterbury, representa un apasionante óleo de palabras, apropiado para conocer minuciosamente la idiosincrasia inglesa de la Edad Media.
Este libro nos trae una serie de cuentos o relatos sobre un grupo de peregrinos que viajan de Southwark hacia Canterbury. El obejto de su visita no es otro que la Catedral de Canterbury, concretamente el templo de Santo Thomas Becket.
Hay que decir que en la época de Chaucer, Canterbury era una ciudad muy visitada po peregrinos buscando curaciones milagrosas en la catedral, en la cual se encuentran los restos del ya citado Thomas Becket. Esta peregrinación, complicada en alguno de sus tramos, suponí hacer méritos a los ojos de Dios. 
Imaginen un día cualquiera de la Edad Media; cerca de Londres se encuentra situada La Posada del Tabardo, y allí reunidas un grupo de personas de distintas edades y condiciones sociales cuya única relación es dirigirse en peregrinación a la tumba de San Thomas Becket en Canterbury. El viaje es largo y pesado, y alguien sugiere entretenerlo con un concurso de cuentos. Cada uno de los allí congregados contará dos cuentos en el viaje de ida y dos más en el de vuelta, y el vencedor ganará una cena de esa misma posada, cuyo tabernero será juez del concurso.
En los Cuentos de Canterbury, los personajes están presentes en forma permanente; son descriptos en el prólogo general, y también en los enlaces entre cuento y cuento.estos enlaces narrativos, aparte de enganchar los cuentos con una secuencia determinada, constituyen el puente para dar una unidad a la obra dentro de la diversidad. Si bien es cierto que cada cuento tiene cierta autonomía, el motivo central conforma el todo literario. Esta ruptura aparente se recompone al establecerse la relación narrador - cuento, o bien, las irrupciones que el propio Chaucer incorpora con su solapada presencia.
Los cuentos se dividen en diez secciones, y cada sección se subdivide en los prólogos, cuentos respectivos y, en su caso, un epílogo.
La obra comienza con la reunión en "El Tabardo de Soutwrk", taberna donde se inicia la peregrinación. 
En todos los casos, intervendrá como anfitrión el posadero, quien emitirá su juicio en relación con lo que escucha; no referirá ningún cuento, sino que ejercerá su papel de modo contundente o arbitrario, irrumpiendo al orador cuando sea necesario, en caso de que la narración sea triste, o bien aplaudirá a rabiar y aprobará elogiando el cuento cuando resulte conveniente. Su intervención estará marcando el rigor y la verosimilitud que realzan el realismo en esta peregrinación.
La técnica utilizada por el escritor revela la posibilidad de encuadrarlo dentro de la novela marco: la peregrinación es el motivo central, cada personaje relata su historia y dentro de ella, los personajes de la narración marcan un punto de vista. La interrupción de la narración consigue llevar lo narrado al tiempo presente, para que alguien emita opiniones y luego volver al punto de partida.
De esta manera, existe una idea básica: contar una historia, que están puestos en boca de los narradores identificados en el prólogo y un trasfondo viajero: la peregrinación a Canterbury, con posibilidad de ser interpretado dentro de un nivel: la vida humana es peregrinaje, Canterbury: la meta, el cielo. 
La técnica utilizada no es novedosa, se la puede hallar en distintas obras como El Panchatantra o Las mil y una noches, también en el conjunto de cuentos más famosos el Decamerón de Boccaccio.
El autor de los Cuentos de Canterbury empezó a recopilar las narraciones a fines del S XIV para formar una novela; sin embargo, parece ser que los cuentos fueron concebidos con una intención individual. La mayor parte están escritos en versos y por sus argumentos se cree que eran historias populares y leyendas de tradición clásica.
A pesar de que se trata de una obra inconclusa, como ya dijimos Chaucer murió antes de poder terminarla, Cuentos de Canterbury supone todo un hito de la literatura y establece el paso entre la época de los trovadores y de los novelistas. Esta estructura posibilitó al autor utilizar distintos géneros literarios: vidas de santos, cuentos alegóricos y romances corteses, o mezclas de ellos. La riqueza y la construcción de la obra se sostienen en la diversidad de temas que se abordan en el largo viaje: mitología, amor, religión, avaricia, sufrimientos, temores; todos perfectamente ilustrados en pequeñas historias mínimas.
Chaucer sólo pudo escribir veintidós cuentos en verso y dos en prosa, más o menos la cuarta parte de los que había planeado, teniendo en cuenta que algunos de ellos, al parecer, ya los había escrito. La parte que logró completar se compone de unos dieciocho  mil versos, separados en grupos de uno o más cuentos mediante breves notas introductorias. Representan sagaces ejemplos de casi todas las historias medievales, aunque la genialidad del  autor residió, sobretodo, en la trama de unión que creó entre los cuentos y la historia. Los cuentos nos van descubriendo las personalidades, disputas y diferentes opiniones de quienes los cuentan. Encontramos caballeros que resultan vencidos, muchachas acordadas en matrimonio con sultanes, maldiciones, historias irónicas, moralejas... un poco de todo en esta obra considerada como la mejor obra inglesa de la Edad Media. 
No hay más que tomar este libro para descubrir la magia de la lectura, ésa que lleva a la reincidencia constante, por lo atractivo y ameno de los relatos. Los Cuentos de Canterbury tienen todo y más para deleitarse en cada historia y no querer abandonarla hasta llegar al final, para luego comenzar con la misma experiencia al inicio de la siguiente.
Además de ser la última obra del autor, es la primera escrita en inglés, antes de ésta Chaucer sólo escribía en latín o francés.
El viaje, eje de la novela, se convierte en una peregrinación casi atemporal, en la que lo importante son las historias que nos desgranan este variopinto grupo de improvisados compañeros.
Geoffrey Chaucer


Poeta inglés (1343-1400) se cree que asistió a la escuela de gramática latina de la catedral de San Pablo y que estudió leyes en Inns of Court. En comisiones reales, realizó diversos viajes al reino de Navarra, a Francia e Italia, y se encontró cara a cara con la obra de Dante, de Petrarca y de Boccaccio, lo que evidenció una notable influencia en él. 
Buen conocedor de la literatura cortesana francesa, su influencia se deja sentir en sus primeras creaciones, sobre todo, en la aparición de El libro de la Duquesa, su primera obra, con motivo de la muerte de la primera esposa de Juan de Gante. En 1372, entró en contacto con la literatura italiana, cuando viajó a Génova para cerrar un acuerdo comercial. Esta influencia italiana se vio en obras como La casa de la fama (1380), El parlamento de las aves (1382) y Troilo y Crésida (1383).
Sin embargo Cuentos de Canterbury es la obra más ambiciosa del autor. 
Chaucer se revela como gran artista y profundo psicólogo, capaz de imprimir gran vivacidad a la narración e impregnarla de un humor malicioso y profundamente humano. Su reconocimiento creció de manera notable durante el Renacimiento, si bien su posición fundacional en la literatura inglesa no ha dejado de reconocerse con posterioridad.



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